En el tumulto siempre hay voces que alertan de lo que sucede. El problema es que no siempre se escuchan. Sin caer en el destino de Laoconte, por haber advertido inútilmente a los troyanos de la trampa del caballo de Troya, la catedrática de derecho administrativo, Mercedes Fuertes, ofreció una estupenda entrevista al diario La Nueva España, al hilo de su reciente libro de título tan realista como inquietante: “Metamorfosis del Estado. Maremoto digital y ciberseguridad”(Marcial Pons,2022). Me he tomado la licencia personal de mutar en el rótulo de este post, el título en su último apartado y señalar «ciberinseguridad», para subrayar lo inquietante de estas tres cabezas de la hidra que nos amenaza.
Me abalanzaré de inmediato a la obligada lectura de la obra pues, buen título y autora prestigiosa, son el mejor de los reclamos -en esta línea, valiente y clarividente resultó su «Neutralidad de la red:¿realidad o utopía?»(2014),-pero por ahora me limitaré a exponer alguna de sus opiniones en la entrevista que lógicamente no sustituye su elaborado ensayo, con mi comentario de urgencia :
- El diagnóstico: “Las instituciones públicas están muy deterioradas, destrozadas, malogradas”.
Cierto. Buena parte de los juristas percibimos degradación y debilitamiento de los pilares del Estado de Derecho.
La receta para los políticos:
- “Han de ejercerse con honestidad y rigor las funciones públicas dirigidas a garantizar el interés común y general, no el particular o partidista”.
Cierto, aunque abundan leyes de buen gobierno, códigos éticos y compromisos vacíos, me temo que la regeneración ética de los políticos es una asignatura pendiente y en que «no se progresa adecuadamente».
- «Hay que trasladar a los ciudadanos una información correcta, para que adviertan la complejidad de tantas perspectivas en juego que hay que integrar”.
Ciertísimo, pero ¿le interesa al gobernante de turno que los ciudadanos tengan toda la información y la información correcta?
La propia autora nos muestra la cruda realidad de que hasta los ciudadanos se resisten:«Tengo la impresión de que bastantes personas solo quieren moverse en un ámbito conocido, escuchar lo que quieren oír, desechando otras opiniones y aspectos. Se están encerrando en una burbuja de sesgada información y concretos vínculos privados»
- “Para que la democracia se desenvuelva de manera adecuada es imprescindible una buena educación ciudadana, un sentido crítico y una creencia en sus valores”.
Exacto. He ahí el auténtico fundamento de una sociedad avanzada. Ciudadanos formados, forjados en valores y armados con sana crítica. Me pregunto cómo conseguirlo en una sociedad global donde la información sobre lo divino y lo humano es inmensa, descontrolada, manipulada y mal digerida; donde se dilapida el tremendo legado de un Estado de Derecho sobre una Constitución pactada y avanzada; donde el modelo educativo es de risa; donde las pantallas han desplazado los libros y el arte; donde la pobreza léxica, errores de sintaxis e inconsistencia lógica frena la evolución cultural; donde eso que se llama respeto, tolerancia y valores parece estar perdiendo la guerra del futuro…
También apunta la profesora a un fenómeno que parece que no nos interesa y que es gravísimo:
- “Tras la pandemia estamos viviendo un notable deterioro de la atención ciudadana: ¡las oficinas públicas no atienden de manera persona salvo que se haya pedido una cita electrónica!”.
Tan cierto como poco denunciado. Estamos aceptando una administración sin rostro, sin funcionarios, sin papel y lo peor, sin saber quién decide o qué hacer cuando la maquinita se bloquea o el acceso no funciona. Se olvida que la administración está para servir al ciudadano y facilitarle la comunicación, no para convertirse en una tragaperras de rodillos, donde se da a la palanca y se soporta lo que toque sin tener nadie a quien quejarse. La Administración y el interés público no son un juego. Da rubor recordar que el «servicio público» está al servicio del «público» y no al revés.
Y frases auténticamente sugerentes:
«Los cinco países con mayor población del mundo son Facebook, Whatsapp, China, India e Instagram”
En definitiva, la última obra de Mercedes Fuertes, siempre en vanguardia y siempre velando por mejorar lo público, titulada certeramente, “Metamorfosis del Estado. Maremoto digital y ciberseguridad” (Marcial Pons, 2022) será lectura necesaria, refrescante y valiente, que desmenuza cada una de esas grandes palabras aplicadas al Estado: Metamorfosis, Maremoto y Ciberseguridad. Tres jinetes del apocalipsis del derecho público tal y como lo hemos conocido. El cuarto es la mala política.
Esta obra nos permitirá darnos cuenta de que muchos iuspublicistas tocamos la partitura jurídica como los músicos de «El concierto de San Ovidio» de la clásica obra de Buero Vallejo: creemos tocar la melodía adecuada pero nos han puesto al revés la partitura – malos políticos, tecnologías desaforadas y oscurantismo educativo- y no nos enteramos.