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Channel: Libros y Jornadas - delajusticia.com - El rincón jurídico de José Ramón Chaves
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Consultor de los Ayuntamientos : el viejo coronel tiene escribas

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escribasAllá por la década de los ochenta, recién incorporado como técnico de urbanismo en un Ayuntamiento de tamaño respetable, solamente armado con los temas de la oposición mas memorizados que comprendidos, afronté el reto de la inmersión en planes urbanísticos, gestionar su desarrollo, tramitar sanciones, controlar licencias de actividad, resolver las disputas de transporte y todo un cajón de sastre de cuestiones de la vida local.

Casi nada para un jovencito de 24 años con cara de niño y cerebro de adolescente. Aunque todo hay que decirlo, la compensación era aquello de contar ya con una nómina mensual y además vitalicia.

Sin embargo, me sentía perdido. La población de funcionarios de ese Ayuntamiento estaba envejecida, de cuerpo y mente. Los trámites eran obsoletos “porque siempre se había hecho así”, se seguían exigiendo pólizas pese a su derogación, el silencio administrativo era quien mas decidía, los concejales pululaban por las dependencias para sus intereses particulares y dentro de ese tumulto burocrático descollaba el Secretario General, un veterano y sabio funcionario que a duras penas intentaba poner orden en el caos.

En ese turbulento mundo descubrí la luz del faro que me guiaría hacia lugar seguro.Recuerdo que ya el primer día tuve mi primer expediente en las manos. Descubrí con asombro mientras lo palpaba como un simio primerizo varias cosas.

  • Aquello estaba en una carpetilla abierta.
  • En la portada un número y un nombre. A bolígrafo y en letra ilegible.
  • En su interior infinidad de folios en orden cronológicamente inverso, el mas reciente era el primero y el último el más antiguo, o sea, que bajo todos los folios estaba la entonces calificada de “instancia”.
  • Además en un primer examen me sorprendió que estaban duplicados los documentos, pero era mera apariencia ya que lo que sucedía era que las resoluciones contaban con su notificación que a su vez incorporaba la resolución notificaba.
  • También me llamó la atención una especie de notitas que impulsaban el papel con lacónicas diligencias: “ Pase a Rentas”, “Ofíciese a la Policía Local”, “ Archívese”,etc.
  • Los útiles Post-it como marcapáginas de expedientes eran un lujo, como también lo era contar con el papel de calco para la máquina de escribir y poder hacer por triplicado las resoluciones.

burocraRecuerdo estar enfrascado en intentar comprender mi primer expediente, relativo por cierto a algo tan vetusto como la solicitud de una finca para inscribirse en el Registro de Solares, lo que planteaba serios interrogantes: nadie sabía nada de tal Registro, ni Libro alguno, ni qué hacer con esa solicitud. Y yo tampoco.

Cuando estaba perplejo examinando este expediente como el forense que mira un cadáver, descubrí que había vida en el municipio. Y es que subió un ordenanza, quien cansinamente dejó en mi mesa una docena de papeles, correspondientes a otras tantas denuncias urbanísticas de la policía local, como el camión de la basura que bascula su carga en el vertedero.

Dejé lo de los solares y tomé en mis manos las denuncias urbanísticas que iban desde la gravísima infracción urbanística de cambiar un lavabo sin licencia hasta la emisión de ruidos de una panadería por la queja de sus vecinos. Abrí tales denuncias en abanico con ambas manos y en ese momento sonó el teléfono. Un concejal preguntándome por un expediente del que nada se sabía y yo tampoco. Para mayor sofoco, dos funcionarios que habían entrado en el Ayuntamiento diez trienios antes sin oposición alguna, aguardaban para consultarme. Además el arquitecto quería mi informe sobre un Plan Parcial, cuando nada sabía yo del Plan Total. Y en estas sonó el teléfono y bajé a la primera planta a ver al Secretario General.

Con amabilidad me preguntó por mi aterrizaje y le confesé mi zozobra y asombro. Me tranquilizó con palabras y frases amabilísimas del estilo de: “ José Ramón, no intentes cambiar todo el primer día”, “Tranquilo, los concejales son como nuevos reclutas y tú eres el sargento que debe educarles”,No te preocupes, nunca pasa nada”,etc.

1917Tuvo que salir porque le reclamaba con urgencia el Alcalde y me quedé solo en el despacho curioseando. En una esquina de la mesa lo vi: “ El Consultor de los Ayuntamientos”, una revista de formato pequeño y sencillo. La hojeé con presteza y me quedé gratamente asombrado. Un artículo explicando que la licencia de obra debe otorgarse tras la de apertura, pese a que yo creía que el orden natural era el inverso; una sección destinada a consultas de los Ayuntamientos y recuerdo que informaba algo tan insólito como la aplicación de un viejo Reglamento de Verificaciones Eléctricas de 1954 para cortar el suministro… ¡ de agua!; y de postre la cita y comentario a varias sentencias de las Salas de las entonces Audiencias Territoriales.

Cuando regresó el Secretario General, me explicó que estaba suscrito a esa revista y que podía consultarla cuando quisiese. A partir de entonces me dediqué a leer y releer los números atrasados y a fotocopiar laboriosamente algunas páginas.

Creo que El Consultor de los Ayuntamientos me salvó la vida en aquél municipio donde tuve mis dieciocho meses de “campamento” antes de opositar hacia otras administraciones más cómodas.

jumpinglawyerLo cierto es que esa publicación me abrió los ojos y la mente hacia lo que debía ser la divisa de todo funcionario. Hay que leer y formarse. No basta con sacar la oposición y echarse a dormir. Y la Revista El Consultor era el libro de las respuestas para secretarios, interventores, tesoreros y funcionarios locales. Cómodo, actual y útil en tiempos donde no existía internet y donde el funcionario ante cada asunto se sentía como “la soledad del portero ante el penalty” y donde lo mas avanzado era telefonear ( no había móviles por cierto) a los compañeros de promoción para cambiar impresiones y al menos consolarse.

Por eso, cuando mas de treinta años después se me brinda la posibilidad de formar parte del Consejo Editorial de la Revista El Consultor en su renacimiento de 2018, me sentí honrado y acepté de inmediato con ilusión. Tras conocer quienes serían mis compañeros de viaje editorial, personas admirables, formadas y prestigiosas, la ilusión se convirtió en gozo y ronroneo gatuno.

Así que finalmente asumí la responsabilidad de una modesta Sección en este Consultor de los nuevos tiempos, que titulé Museo de la legalidad administrativa, y que pretende ofrecer una visión de algunos institutos y prácticas administrativas que resisten el paso del tiempo, pese a resultar obsoletos o anacrónicos, porque el legislador no quiere o no sabe como adaptarlos, o porque la administración está cómoda con su subsistencia pese a que los tiempos han cambiado.

Por eso, abrí la Sección en ese primer número de la Revista El Consultor con un artículo que he titulado “Amistad íntima y recusación en tiempos tecnológicos”  (El Consultor de los Ayuntamientos nº1. Enero 2018, pp.131-135), y que confío guste a los lectores. Y si no les gusta pues basta con un saltito de vista hacia los restantes artículos de ese número que les encandilarán.

¡¡ LARGA VIDA AL CONSULTOR !!Businessman in nirvana


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